domingo, 11 de marzo de 2012

LA PEDAGOGIA REEDUCATIVA


Documento elaborado por la fundación universitaria Luis Amigó

Tradicionalmente los Religiosos Terciarios Capuchinos han ubicado sus prácticas en el ámbito de la pedagogía y han nombrado su hacer como reeducación. Este es un concepto que recoge una tradición de mas de 110 años de quehacer congregacional, soportado en el carisma Amigoniano de su fundador Fray Luis Amigó y Ferrer. Pero ¿Qué puede entenderse por reeducación hoy en la Pedagogía Reeducativa como programa formador de profesionales que tienen un campo de acción especifico? ¿En qué campo del saber se ubica este modo de actuar? Las prácticas reeducativas han girado alrededor del concepto inadaptación para (PERRON 1979 citado por TIZIO, 1997), este concepto se aplica para indicar trastornos diversos y reviste particular ambigüedad. Esta noción apuntaría a la existencia de un desajuste entre el individuo y la sociedad, pero, al igual que la de adaptación implica juicios de valor.

Cada sociedad, en cada momento histórico, ha contado con prácticas específicas orientadas a la atención de los sujetos que perturban el orden social y ha encontrado también los significantes necesarios para designar a estos sujetos. Las prácticas originadas en las políticas sociales destinadas a atender el fenómeno social y económico de la pobreza y la marginación y su posterior derivación al problema de la desviación social en el contexto europeo y occidental, concretamente en España se constituyen en un antecedente remoto de las prácticas reeducativas actuales.

Su comprensión y la pesquisa sobre la manera de designar a los sujetos de la intervención y la concepción de hombre, que en ello subyace, puede ofrecer pistas para la ubicación teórica, conceptual y metodológica del quehacer reeducativo en el programa de licenciatura en pedagogía Reeducativa hoy. Como aspectos históricos, se cuenta con las prácticas originadas en las políticas sociales destinadas inicialmente a atender el fenómeno social y económico de la pobreza y la marginación, y su posterior derivación a la atención del problema de la desviación social inadaptación en el contexto europeo y occidental y concretamente en España son consideradas prácticas reeducativas y son ubicadas por diferentes estudiosos en el ámbito social. (PALACIOS, 1997)

Los historiadores de la Educación social en España conceden un lugar importante a la Congregación de Religiosos Terciarios capuchinos en este ámbito de la acción social. La comprensión del saber que sustenta las prácticas de educación social ofrece elementos teóricos, conceptuales y metodológicos del quehacer reeducativo.

Otras fuentes importantes en esta empresa las constituyen la pedagogía especial, “terapéutica” o curativa y la psicopedagogía, la primera tiene como sujeto de la intervención al menor con necesidades educativas especiales en el interior del sistema escolar; el campo de acción de esta pedagogía es la educación especial. Desde la segunda se insiste en la aplicación de los saberes propios de la psicología en las acciones educativas. Estos movimientos modificaron profundamente las condiciones de producción educativa más allá del propio aparato escolar y por ende, la formación de profesionales. Es por ello que las practicas reeducativas en Colombia una importante tradición de la mano de la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos. 

Esta Congregación de origen español llega a Colombia en 1928 después de recoger las teorías, los métodos, los procedimientos y las técnicas para la intervención correccional, que para el momento aportaban los movimientos renovadores de la psicología y la pedagogía en Europa y en los Estados Unidos. Esto, sumado a un cúmulo de experiencias vividas y contrastadas y a un acervo de ideas, teorías y doctrinas sobre pedagogía correccional, les posibilitó desarrollar un estilo característico en la reeducación de la juventud. (LOPEZ, 1999)

Desde su llegada ha estado a cargo de las diferentes casas de atención a niños y jóvenes con problemas de adaptación en distintas ciudades del país. Fueron ellos pioneros en el uso de técnicas psicopedagógicas en las diferentes instituciones de atención a niños y jóvenes infractores y los primeros en aplicar la psicometría en el tratamiento reeducativo.

En 1951 reciben la dirección de la Escuela de Trabajo san José, antigua casa de menores del departamento de Antioquia. Allí nacen los cursos de Psicopedagogía correccional ( RAFO y otros 1986), que pretendían “colaborar con la sociedad en el mejoramiento de los métodos utilizados para fines de protección y rehabilitación de menores” a través de la capacitación de los educadores que trabajan con menores en dificultades en las diversas instituciones regulares y especiales de reducción en la ciudad de Medellín; más tarde estos cursos son reconocidos por el Ministerio de Educación para el ascenso al escalafón docente.

En 1980, con ocasión del decreto 2762 que reglamenta la capacitación para el escalafón docente, los cursos de psicopedagogía correccional son reorganizados y complementados de tal manera que su presencialidad llega a una totalidad de 900 horas. Este hecho da origen a la búsqueda de reconocimiento como institución de educación superior por parte del ICBF, y después de varios estudios el Ministerio de educación concede la personería jurídica a la FUNLAM en 1984 y el ICFES la licencia de funcionamiento al programa Licenciatura en Pedagogía reeducativa, para ser servido desde la modalidad a distancias. 

Este programa de formación de profesionales responde, además a las demandas de la compleja realidad Colombiana que caracterizó la década de los 80 con el fenómeno del narcotráfico, del cual hoy todavía se viven las secuelas. La estructura curricular del programa licenciatura en Pedagogía reeducativa se ha modificado desde el año 1985 en varias ocasiones como respuesta a las demandas del contexto y a la reflexión y conceptualización que sobre el propósito de formación y el objeto de estudio se han generado al interior del programa. Este surgió con el propósito de atender los problemas de inadaptación social de la educación. (OCHOA, 1995). 

Esta intencionalidad se conserva en la estructura curricular propuesta en el año 1992; se hablaba de la Pedagogía Reeducativa Amigoniana la cual pretendía “desarrollar la construcción sistemática de su discurso teórico práctico, alrededor de la relación que se genera entre los procesos educativos y los fenómenos de inadaptación social, lo cual deviene en su objeto de estudio, análisis, investigación y practica. La reflexión sobre tal objeto de estudio, y sobre los métodos, técnicas y procedimientos adecuados y eficaces en los distintos niveles de intervención, así como las relaciones con las diferentes disciplinas y saberes en que se apoya la teoría como la práctica reeducadora, constituyen, en ese momento, el campo de conceptualización de la Pedagogía Reeducativa Amigoniana. (Facultad de Educación. 2000)

El objeto de estudio propio del programa era “los sujetos, grupos o comunidades portadores de problemas de conducta ya sean de inadaptación social, escolar, familiar o propiamente delincuencial (sicariato, pandillas, etc.) que exijan del estudiante un trabajo especifico y comprometido con la reeducación. Desde esta óptica, no aparece una intención orientada a la comprensión y la interpretación del fenómeno que se pretende intervenir: la inadaptación social.

Entre los años 1994 y 1995 con la promulgación de la ley general de Educación, (ley 115 de 1994) que designa a los licenciados como los profesionales de la educación en colombia y les exige una ubicación en la enseñabilidad de un saber académico especifico, se pone el programa de Licenciatura en pedagogía Reeducativa en entredicho.

Los profesionales de la reeducación no cuentan con un saber académico específico para enseñar y su quehacer básico no es la docencia; no obstante, quienes demandan en ese momento el programa como alternativa de profesionalización son fundamentalmente los maestros. Se planteó entonces la reeducación como una practica a desarrollarse en el ámbito del trabajo escolar.

Esta situación generó debates al interior de las esferas académicas y administrativas en la FUNLAM y se plantearon algunas modificaciones a la estructura curricular; se propuso incluir en el programa, como énfasis, uno de los saberes específicos enunciados por la ley 115. Finalmente, se tomó la decisión de continuar la formación de los reeducadores en la vía en que se había venido haciendo, es decir en la formación para la intervención en las problemáticas que tocan con la inadaptación social.

Para el año 1996 se presenta una nueva propuesta de re-diseño curricular centrada en cuatro proyectos de formación (Marco general para la estructura curricular del programa. 1996): Proyecto de vida, pedagógico reeducativo y de profundización y énfasis. En esta propuesta, “los problemas que se presentan en el proceso de socialización” constituyen el objeto de estudio de la profesión.

Para 1999 las discusiones giran alrededor de la necesidad de una mayor precisión en la enunciación del objeto de formación y el objeto de estudio y en avanzar en su conceptualización. Se empieza a plantear la reeducación desde la comunicabilidad de un saber para la vida, desde la transmisión del saber cotidiano y cultural que permite a un sujeto con dificultades, la vinculación al ámbito sociocultural, articulando sus propios intereses a los fines sociales; ello implica la comprensión y la interpretación desde los diferentes saberes, de la dinámica en que se inscribe dicho proceso, así como de las particularidades que de él se derivan. 

En este sentido, la propuesta curricular para la formación de pedagogos reeducadores se desarrolla a partir de cinco núcleos temáticos que son: Desarrollo humano, Ética, Pedagogía, Reeducación, Investigación y práctica. Estas precisiones en la concepción del objeto de formación y el objeto de estudio responden, de un lado, a coyunturas específicas y de otro, a la problematización permanente de las propuestas de formación ofrecidas desde el programa a lo largo de su historia. La dinámica propia del proceso de vinculación de un sujeto al orden social normalizado lleva implícito factores que tienen que ver no sólo con lo psíquico, con lo individual, sino también con ámbitos sociales y culturales; esta comprensión abre el espectro para la intervención desde la acción reeducativa y por lo tanto, de la pedagogía como
saber central.

No hay comentarios:

Publicar un comentario